La compasión en las asanas: cuando el yoga se adapta al corazón
Cuando comencé a enseñar yoga, admito que a veces me enfocaba demasiado en “la forma perfecta” de una postura. Veía la alineación como un objetivo absoluto, y en ese proceso olvidaba algo esencial: cada cuerpo es único y lleva su propia historia. Con el tiempo, y gracias a mi práctica de la meditación y asanas díaria, entendí que la compasión, ese deseo profundo de aliviar el sufrimiento, no solo era relevante en las relaciones humanas, sino también en la esterilla.
Escuchar el corazón en la práctica de yoga
La meditación y asanas díaria me ayudó a estar más presente, a conectar con lo que habita en mi corazón y en el de los demás. En mis clases, empecé a observar con más atención los gestos, las expresiones, y el lenguaje corporal de mis alumnos. ¿Estaban forzando su cuerpo? ¿Sentían frustración al no lograr una postura exacta? Al estar atento, surgió una verdad simple pero transformadora: el yoga no debe ser una fuente de sufrimiento, sino un refugio de compasión y amor hacia uno mismo y los demás.
El caso de Parivrtta Trikonasana
Recuerdo una clase en la que un alumno intentaba hacer Parivrtta Trikonasana (la postura del triángulo en torsión). Al tratar de rotar completamente el torso y alcanzar el suelo con la mano, comenzó a colapsar el pecho hacia adelante y a forzar la torsión de la columna. Su pierna trasera perdió estabilidad. Tras insistir en que suavizará la postura lo hizo. No obstante al día siguiente mencionó sentir tensión en la parte baja de la espalda y la rodilla de la pierna de apoyo.
Esa escena me transportó a mis inicios en el yoga, cuando yo también intentaba “lograr” esta postura sin prestar atención a las señales de mi cuerpo. En más de una ocasión, esa desconexión me llevó a molestias en la espalda y a una tensión innecesaria en los isquiotibiales. Aprendí, de la manera difícil, que Parivrtta Trikonasana no es solo un desafío físico, sino una invitación a practicar desde la compasión, dejando ir la necesidad de alcanzar la perfección externa.
Desde entonces, adapto Parivrtta Trikonasana y otras asanas para honrar las necesidades y límites de cada practicante. Utilizo bloques para apoyar la mano inferior y sugiero una torsión más sutil, recordando a los alumnos que no es necesario tocar el suelo. También les pido que mantengan el pecho abierto y la columna alargada, priorizando la alineación y la comodidad sobre la profundidad.
Esta experiencia me reafirma que el yoga no se trata de llegar más lejos físicamente, sino de acercarse más profundamente a uno mismo con amor y compasión. Al adaptar la postura, no solo evitamos lesiones, sino que también cultivamos un espacio seguro para crecer y conectar con lo que realmente importa: el cuidado de nuestro cuerpo y mente.
Adaptar las asanas desde la compasión
Practicar yoga con compasión significa aceptar que las posturas son una herramienta, no un fin en sí mismas. Algunas ideas prácticas para incorporar esta perspectiva:
- Usa apoyos sin prejuicios: Mantas, bloques o cinturones no son “trampas”. Son aliados que nos permiten experimentar la postura sin generar tensión o daño.
- Escucha a tu cuerpo cada día: Tu energía, tus emociones y tu estado físico varían. Una postura que ayer fluía fácilmente puede sentirse distinta hoy.
- Respira con paciencia: En lugar de empujar para llegar más lejos, utiliza la respiración para suavizar la postura. Pregúntate: “¿Estoy cómodo aquí?”.
- Recuerda que el yoga no es competitivo: Ni contigo mismo, ni con los demás. La compasión comienza cuando dejamos de juzgarnos y nos aceptamos plenamente.
El impacto en las clases y en la vida
Desde que he integrado la compasión en la práctica de yoga, las clases han cambiado. Hay menos tensión, más sonrisas, y un ambiente en el que los alumnos sienten que no necesitan “probar” nada. En mi propia práctica, esto se ha traducido en más disfrute. Y, lo más importante, esta compasión en la esterilla ha comenzado a reflejarse fuera de ella: en cómo me relaciono conmigo mismo y con los demás.
En el Centro de Retiros de Yoga y Meditación Pirineo, te invitamos a explorar esta forma de practicar yoga. Porque al final, el objetivo no es realizar la postura más avanzada, sino conectar con el corazón más bondadoso, ese que desea aliviar el sufrimiento, empezando por el nuestro.
¿Te animas a practicar yoga desde la compasión?